Una de las cosas que la pandemia nos ha dejado como “regalo” es el hecho de ser conscientes (a algun@s más que a otr@s) de la necesidad de estar conectados con la naturaleza en muchas de sus formas (en el interior de casa, en la terraza o balcón, en un jardín, en las zonas verdes de nuestras ciudades o bien en medio de la naturaleza más impoluta). En este sentido, el factor verde en las ciudades se ha hecho más evidente. El hecho de observar o pasear por unos minutos al día en medio de un entorno natural nos ha hecho más llevadero todo este proceso. Parece pues que somos seres más cercanos a la naturaleza de lo que creemos. Los espacios cerrados, muy tecnificados, donde abundan los materiales limpios, pulidos y sin imperfecciones, no nos acaban de dar el confort visual y estético que necesitamos.
Lógicamente, en las ciudades el efecto de reencontrarse con la naturaleza ha sido más visible y es allí donde hay que centrar más esfuerzos. Estos esfuerzos deben centrarse en repensar cómo incorporamos de forma eficiente, sostenible y con alto valor añadido la naturaleza en las ciudades. En este punto surgen diversas soluciones, algunas de ellas basadas en el aprovechamiento de los edificios como estructuras donde “aplicar” sistemas que permitan establecer vegetación que nos acerque la naturaleza. Estos sistemas son principalmente las fachadas verdes, los muros verdes y las cubiertas verdes.
Desde GardenSpore aportamos soluciones de este tipo, generando beneficios ambientales, sociales, económicos, estéticos, etc. Las instalaciones realizadas con nuestros sistemas son elementos que integran en lo que actualmente se conoce como Infraestructura verde. Aportan diversas ventajas, entre ellas las mejores de:
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